sábado, 27 de mayo de 2017

¿Aprender "en" Internet o "con" Internet? Luces y sombras (pedagógicas y tecnológicas) de la actual tendencia educativa

Estando razonablemente fuera de duda que los alumnos, a partir de cierto momento, deben emplear las TIC's en su normal proceso de aprendizaje, la cuestión es: ¿Cuándo, cómo y para qué, se debe usar esta tecnología en clase?

El objetivo principal de la aplicación de las TIC's en la escuela no debe ser -sin más- que el aprendizaje resulte más ameno a unos alumnos con crecientes dificultades lectoescritoras y a unos profesores (vocacionados y bienintencionados) que no siempre saben qué hacer para estar a la altura de las exigencias de este tiempo. Sino más inteligente: un aprendizaje siempre más y más inteligente.
Y este "plus" de inteligencia no se obtiene por el simple hecho de poner al alumno delante de una "pantalla" con conexión a la Red, como tampoco antes ocurría por el simple hecho de ponerlo delante de un "libro". Por tanto, los alumnos, ¿delante de una "pantalla"? Sí, claro. Pero, ¿para hacer qué?

Quien se adentre hoy en el mundo de la educación por la puerta "grande y seductora" de las Nuevas Tecnologías se topará de lleno (aun sin quererlo) con el conectivismo (G. Siemens):

Es una de las teorías del aprendizaje actualmente más en boga. Quizás porque, hasta el momento, sea la única "nativa digital", es decir, la única nacida en el mundo digital y pensada para él.
De los tradicionales paradigma educativos, econstructivismo es el que mejor se desenvuelve en ese novísimo espectro digital al cual muchos maestros y teóricos de la educación en gran medida han confiado el éxito de la últimamente tan traída y llevada renovación pedagógica sin la cual las escuelas (y las sociedades) parecen condenadas a llegar obsoletas a un futuro que sorpresivamente ya está aquí.
La sincrética fusión del conectivismo y del constructivismo se ha erigido en una de las referencias teóricas más cotizadas en la frenética carrera de la innovación educativa cuando de la aplicación de las TIC’s en el aprendizaje y la enseñanza se trata.

En poco tiempo esta sincrética fusión se ha convertido en "creencia pedagógica" común de muchos educadores e instituciones, quizás por estar demasiado ¿temerosos de quedarse atrás? en un momento de tanto cambio, quizás por estar demasiado ¿fascinados por la "magia" deslumbrante de la tecnología?.
El hecho es que, en los ambientes pedagógicamente más "innovadores", la idea dominante es que el proceso de enseñanza y aprendizaje: 
  • Ha de consistir en que el alumno, que en Internet tiene a su facilísimo alcance toda la información que desee, se autoconstruya el conocimiento (self learning).
  • Y esto con la mediación de una comunidad de aprendizaje (community learning) que, gracias a las nuevas tecnologías, ya no es preciso que se reúna físicamente en el mismo lugar ni siquiera que esté sincrónicamente conectada a la Red.
  • La escuela ya no es un "lugar" en el que estar; la escuela es la Red,  la "selva" de la Red, en la cual el alumno "debe" dejar de aprender como lo hacía antes en el convencional "mundo del papel y del bolígrafo".
El proceso de enseñanza y de aprendizaje -por tanto, también el rol del alumno y del profesor, y no solo los objetivos- está siendo ¿inevitablemente? redimensionado a la medida del creciente ¿y también indiscriminado? uso de las TIC's.

Pero la novedad que conlleva esta irrupción tecnológica en el aula no es sólo didáctica y metodológica. No es el mero reemplazo de unos recursos en soporte papel por otros en soporte digital. Se trata también de la alteración de aquello mismo en que el conocimiento y el aprendizaje consistenLa tecnología nunca es inocua (L. Mumford).

En concreto, el uso de las TIC's está alterando (“recableando”) nuestros cerebros. Las herramientas que utilizamos definen y moldean nuestro pensamiento y, por tanto, también nuestro entendimiento de la realidad.
(En una sociedad sin filosofía, se está obrando, a cargo de la tecnología, una refundación de la ontología, y casi nadie lo advierte, aunque sus cotidianas consecuencias sean críticas).
Hay evidencias neurológicas de que el cerebro de un niño que crece asomado al frenético tráfago audiovisual de la pantalla no es el mismo que el cerebro del niño que crece asomado al cadencioso ritmo narrativo (lógico discursivo) de un libro (digital o de papel).

Radicado en el “caos” de la Red, el conectivismo insta al alumno a descubrir los patrones de significado y de sentido encriptados en dicho “marasmo digital”.

En principio, esto no algo es particularmente distinto de lo ya propuesto por el constructivismo en su etapa pretecnológica. De hecho, siempre ha sido más inteligente retar a la razón a buscar la verdad que no sólo indicarle dónde ésta se encuentra y acostumbrarla a retozar comodonamente junto a ella.
Educativamente, lo más inteligente no es hacer al alumno guardián de una verdad que se le transfiere, sino su insaciable  buscador.

Por eso, concebir el conocimiento como una "construcción" puede ser una metáfora heurísticamente afortunada que en el proceso de aprendizaje abre espacio para que el alumno gane protagonismo: enseñar (el maestro) no implica necesariamente aprender (el alumno); y que además crea la ocasión para que el conocimiento adquiera un valioso sesgo pragmático y experimental.



El problema, sin embargo, es que en la Red dicha tarea -centrada en el alumno y pragmáticamente orientada- de "construir" el conocimiento corre el riesgo de que, inevitablemente condicionada por cuanto la "pantalla" conlleva, se produzca a "saltos", de “fragmento” en “fragmento”, de “tutorial” en “tutorial”, de "titular" en "titular"...
Y parece arriesgado que así suceda, tan postmodernamente, porque el alumno "nativo digital" que -además de vivir extraescolarmente "conectado" a la Red porque ésta es su principal e inagotable fuente de ocio- escolarmente aprende siempre asomado a la "pantalla", parece que, entre otras cosas, aprende a leer (lectura comprensiva) y a escribir (ensayo de argumentación) peor que el alumno que escolarmente aprende sólo selectiva e inteligentemente asomado a ella.
(Por ejemplo, ¿a cuántos de los que están leyendo este post en la pantalla de su terminal -preferentemente educadores- este texto no les está resultado más pesado que otros muchos a los que se "asoma" en Facebook, en Twiteer... por su extensión, por su construcción más narrativa que audiovisual?...)
En la Red la información suele estar “empaquetada” en formatos eminentemente audiovisuales y, cuando no, en microtextos “encapsulados” con escasas oportunidades para el desarrollo, el entrenamiento y la maduración de un razonamiento lógico verbal que requiere de su propio formato, el cual tan excelentemente fue conseguido en la Era Gutenberg.
Pero el meollo del asunto no consiste en aclarar si las TIC's se deben usar o no en el aula. Evidentemente, sí, ¡es el S. XXI!.

Sino en decidir si de las TIC's hay que hacer o no el "lugar" en donde el aprendizaje y la enseñanza de la Era Digital (necesaria y naturalmente) tiene que suceder.

La clave de la digitalización del aprendizaje radica, por tanto, en advertir que no es lo mismo aprender "EN" Internet (ámbito en donde el aprendizaje y la enseñanza tras el advenimiento digital han naturalmente de acontecer) que aprender "CON" Internet.

Además, siempre ha sido muy interesante que el aprendizaje tuviera una impronta experimental. Por ejemplo, a principio del S. XX J. Dewey, siendo filósofo, explícitó con mucho atino las muy beneficiosas consecuencias pedagógicas del pragmatismo.
Sin embargo, el learning by doing, que ahora está tan de moda y cuyo justo valor en absoluto hay que desmerecer, se expande rápidamente, como la pólvora, aunque no sin dejar a su paso la inevitable sospecha de que a los alumnos de ahora les va muy bien “aprender haciendo” como mecanismo compensatorio de su creciente incapacidad para "aprender leyendo".

***

¿Por qué sólo si Internet es "lugar" (y no "instrumento") el alumno puede ser el protagonista de su aprendizaje? ¿y por qué sólo entonces se le puede retar su inteligencia para que sea más activa buscadora de la verdad que pasiva guardiana de ésta? ¿y por qué sólo entonces el aprendizaje puede ser una "práctica y experimental construcción" del conocimiento? ¿y por qué el empleo de la "pantalla" ha de ir forzosamente en detrimento de la capacidad lectora del alumno?


***

Los griegos, después de diez años de asedio, simularon retirarse y dar por perdida la guerra contra los troyanos. Parte de su plan fue colocar ante las puertas de Troya el regalo envenenado de un enorme caballo de madera en cuyo interior iban escondidos guerreros tan valerosos como Ulises y  Aquiles. Al caer la noche, los troyanos creyendo que se trataba de un obsequio introdujeron el caballo en la ciudad. Cuando todos dormían en ella, los griegos se deslizaron de su escondite y desde el interior forzaron su derrota.

Un caballo de Troya al revés. De eso se trata. De permitir que las TIC's, que representan un avance formidable, entren en la fortificada escuela para nosotros hacer de ellas el uso que pedagógicamente nos parece más inteligente, y no que sean ellas las que nos dicten la educación que los alumnos tienen que recibir.

En cualquier caso, un alumno digitalmente muy competente no debe ser un "analfabeto funcional" cuyo nivel de comprensión lectora y de razonamiento lógico verbal sea deficiente. Que es lo que tan a menudo pasa cuando la Red no es el instrumento sino el indiscriminado "lugar".

1 comentario:

  1. Parece ser que Internet es la maravilla que todo lo puede y todo lo hace o sino que es algo terrible y adictivo. Podemos como educadores tratar de encontrar el justo punto intermedio que nos sirva a nosotros y a nuestros alumnos como un medio favorable y a la vez inteligente de ayudarnos a hacer nuestra tarea de la mejor manera posible y con los mejores resultados

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